martes, 20 de marzo de 2001

NINDIRÍ-50: A CISSA.-

MILÁN
(Original de RFT) 
  
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Asunto:
NINDIRÍ-50: A CISSA.-
Fecha:
Tue, 20 mar 2001 23:27:44 +0100
De:
RFT
Para:

Realmente fui yo quien pidió el silencio, pero ni yo mismo lo consigo. En cada presencia me rompo y trato de proteger el silencio. Quedo en silencio; a fin de cuentas, yo ya sé romperme solo. Y roto, cada día me abandono más.
No puedo preguntar nada. Los sentimientos o las miradas no suelen ser «preguntables».
No puedo esperar nada de este silencio porque implicaría eso mismo, la esperanza en algo que no puedo tener.
No puedo abrigar nada.
 le dan gracias a la noche...
…cual son culpables los versos
de que haya noches y estrellas..."
 (S. RODRÍGUEZ)
O, tal vez:
"...Amo a una mujer clara
que amo y me ama
sin pedir nada
o casi nada
que no es lo mismo
pero es igual..."
(S. RODRÍGUEZ)

Los consejos que, de forma abarrotada y feliz, traslada John Seymour en sus libros "La vida en el campo y El horticultor autosuficiente" son tan intensos, que resultan imposibles de seguir o cumplir, como son imposibles de continuar en la estructura zoológica que aquí se plantea todos los días:
1.-) ¿Subimos las puertas?: ¡¡Las perras las saltan!!
2.-) No puedo lavar los huevos con "...una solución bien diluida de sosa cáustica..."  No hay sosa cáustica y si la hubiera, sería eso, cáustica para los huevos.
3.-) No puedo mantener los nidales limpios ni distinguir si una gallina está clueca o si, verdaderamente, se está desinsectando, pero haré una estadística.
4.-) "...Si no hay zorros en los alrededores..." ―dice Seymour― "...seguro que si deja partir una gallina, en unos días vendrá con seis o siete polluelos..." Y yo, ¿cómo sé si hay zorros? Además, la gallina morirá seguramente a manos de las perras, que tampoco son mancas. Seguro.
5.-) "...Use una escopeta o un rifle del 22 y una linterna potente que alumbre bien la mira y el gallinero..." Está bien, señor Seymour, suponiendo que a uno le dejen una escopeta o un rifle del 22 (este individuo o tiene fiebre aftosa o no conoce a la Guardia Civil), ¿cómo apunto usando al mismo tiempo una linterna potente que ilumine la mira y el gallinero? Seguramente mataré a alguien o, a lo peor, se me caerá la linterna y me pegaré un tiro en una pierna (la derecha, que es la que siempre me sufre, porque la izquierda ya casi no la tengo desde el accidente).
En cuanto al método "Barbour", requiere, además del gallinero, tres enrejados consecutivos, uno con paja, otro con hierba y otro de nidales dispersos.
A mí esto me recuerda al "método inglés" del cultivo de la patata que me contó seriamente Ramonín una tarde que debía andar «p'allá». Se pone un neumático ―decía Ramonín― y se rellena con buena tierra en donde se siembran dos o tres patatas. Cuando los tallos brotan, se coloca otro neumático encima y se vuelve a cubrir de buena tierra, y así sucesivamente se cultivan seis o siete... neumáticos. Será, ciertamente, "En el claro de la luna...", que dice Rodríguez, Silvio, pero aquí no funciona.
Salieron los ajos, húmedos o tiernos, para el que los quiera arrancar ahora, pero con propensión a la bondad, que aquí falta todos los días. En cuanto al gato, mi pobre y gordo gato «Miércoles», al que nadie hace caso ni amamanta de sueños, no come la lengua de nadie; no se atreve. Vive aquí, come aquí y pasea aquí, cuando no debe subirse al árbol de la casa de al lado evitando ser mordido, perseguido, en fin, humillado. Mi gato no es mío. Viene a esta ventana, roza sus barrotes y las piedras que dejamos en el alféizar y pasa a mi mesa (como ahora lo está haciendo), a mi mesa de mi padre. La revisa, pide un par de caricias asustadas, por si huelen a perra, y baja al radiador a reposarse. Ni siquiera he podido saber si es gato o la gata de la canción de Marina.
"...Yo sé que a nadie
le interesa,
lo de otra gente,
con sus tristezas....
Yo sé que hay gente... que me quiere....
Yo sé que hay gente...
que no me quiere..."

(S. RODRÍGUEZ)
Muchas veces los empujes que le dan a uno vienen envueltos en cristales mágicos. Mis hijos, sobre todo Nicolás, me empujan cada día entre cristales transparentes, traslúcidos. Otros me empujan con sus poemas.
Cissa lo hace.


P.S.:
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Escribo porque no tengo nada que hacer en el mundo: estoy de sobra y no hay lugar para mí en la tierra de los hombres.
Escribo por mi desesperación y mi cansancio, ya no soporto la rutina de ser yo, y si no existiese la novedad continua que es escribir, me moriría simbólicamente todos los días.
Pero estoy preparada para salir con discreción por la puerta trasera. He experimentado casi todo, aun la pasión y su desesperanza. Ahora sólo querría tener lo que hubiera sido y no fui.
(C. Lispector, "La hora de la Estrella")

VENECIA EN SIENA NATURAL
(Original de RFT)