lunes, 29 de enero de 2001

NINDIRÍ-40.-

Portada del TELENTI-2
(Foto original de RFT)

X400
Asunto: NINDIRÍ-40

Fecha: Mon, 29 Jan 2001 23:54:38 +0100
De: RFT
PARA: nindiri@lettera.net

Así, poco a poco y nube a nube, hemos llegado al 40.
Y tengo que contaros que ya he conseguido grabar el
«TELENTI-2» . Han sido dos meses muy intensos y lo he conseguido incluso sin la ayuda de Jv, al que debo advertir que no he metido nada de "Miranda Warning"; y me refiero a Jv, ¡¡¡a ese Jv!!!
Todo este ímprobo esfuerzo no hubiera sido posible sin que Jl
que no me lee lo soportase, diciéndome:
―Esto sí, esto no…
Y así durante dos meses.
Tampoco lo hubiera conseguido si Jm no me dice cómo se graba un "Cd" de varios "Cd's". Ya sé que os parezco un poco imbécil, pero Jm, que bien lo sabe, pese a ello, me ayuda.
El TELENTI-2 tiene su origen en el TELENTI-1 y esto, que seguramente os parezca una estupidez, tiene su explicación. El TELENTI-1 lo hizo Crl y es inimitable, porque ya sabéis cómo es Crl y las cosas que hace. A mí esto, si no es por Crl no se me ocurre. Realmente se me ocurrió un día en que tenía que poner música en casa de Y ─que tampoco me lee─ y la gente decía que no iba mal. Hace de eso casi un año, pero el TELENTI-1 ya estaba allí, mezclado con otras músicas. ¡¡¡Eran buenos tiempos!!! Por eso el TELENTI-2 termina con una canción del TELENTI-1; es el homenaje a quien hizo el primer invento, a Crl, que tendrá la primera copia, incluso sin pedirla.
Ahora, vayamos al problema, que es lo que la gente llama:
PROGRAMA DE MANO
• El TELENTI-2, cuando se pudo grabar, era muy grande, así que han salido dos discos, dos "CD's". Dos por el precio de uno o ─como decía M. O. que es de la Fuente del Maestre, del "Miajón de los Castúos"─ por el mismo precio, ¡¡¡alpargatas de hombre!!!
• Está grabado con mucho cariño y procurando un orden caótico y peculiar.
• Al oírlo hay que prestarle atención y saltar o bailar cuando corresponda (¿Y si tengo que ir al baño a hacer pis? Pues si tienes que ir al baño paras el disco, cariño, y luego sigues)
• Para la portada he elegido un culo, que en venezolano se dice "culo". Es un culo respetable y flamenco, algo sexy por aquello de la publicidad subliminal pero, a fin de cuentas, un culo.
• Para la parte trasera, es decir la del culo que, en este caso, va en la parte delantera, he elegido un niño con un balón. (¿Y esto tiene que ver con la intención catárquica que nos quieres transmitir? No, cariño, esto no tiene que ver con nada; no le des vueltas, ha sido al azar...)
• Si se quiere oír el TELENTI-2, como son dos "Cd's", hay que poner primero la parte "A" y luego la parte "B"; la parte "A" es la del culo, que en venezolano se dice "culo" (no "pompis") y la parte "B" es la del niño con el balón. Es decir, hay que elegir entre culo o niño con balón, pero no funciona si ponéis los dos discos juntos, haya o no "P'tinto". Primero ponéis un disco y luego el otro (¿Y vale saltarse las canciones? Pues no, cariño, hay que oírlas en ese orden porque si no se fastidia el invento, es decir, ¡se jode el disco y la intención poética! Pero... ¿si no me gusta una canción...? ¡Pues te aguantas y la oyes!, cariño)
• ¡Bien! (¡esto es agotador!). Es posible que alguno se pregunte: ¿Y por qué no pusiste aquella canción que yo te dije? Pues..., porque se me olvidó. Pero... ¡si yo te lo dije! Sí, cariño, pero se me olvidó. ¡¡¡Y ya vale!¡¡
Pero... ¿en quién estabas pensando cuando grabaste la pista 8 del segundo disco? En ti, cariño, pensaba en ti.
Pero... si pensabas en mí, ¿por qué no pusiste la canción que...? ¡PORQUE SE ME OLVIDÓ, ¿vale?!
• Bueno.
• Sigo.
• Para tener el TELENTI-2 (incluido culo y niño de o con balón), hay que pedirlo, es decir, hay que tomarse el esfuerzo de mandarme un mail (incluso tú, Jv) y pedirlo. En el mail hay que poner nombre, apellidos, dirección completa y si te gusta la tarta de galletas con mermelada de fresa. No hay que poner el grupo sanguíneo, ni el número de la Seguridad Social.
¿Hay que mandar sellos? No, cariño, no hacen falta sellos.
¿Y qué pasa si me lo mandas y no suena? Pues, en ese caso hay que hablar con Jm.
¿Puedo hacer copias del TELENTI-2? ¡Allá tú, cariño, pero si las haces no pongas TELENTI-2! ¿Vale? A P no le gustan estas cosas del apellido y, a fin de cuentas, yo soy FERNÁNDEZ, como hay quién es RODRÍGUEZ, pero lo de "TELENTI" no fue idea mía, fue de Crl; ¿te acuerdas cariño?
¿Puedo hacer copias del culo o del niño con balón? No, no puedes.
¿Y cuanto cuesta? ¡Buuufff!, como dos meses, pero costar, no cuesta nada. Sólo hay que molestarse y mandar el mail. (¿Y si no mando el mail? Pues no hay TELENTI-2, ni culo, ni niño con balón).
¿Y de quién es el culo? Es tuyo, cariño, ¿de quién va a ser?
Pero... ¿es que este culo, no se parece al mío? ¡Y tú qué sabes! ¿Te has visto el culo alguna vez?
• ¡Ya basta de "culos"! En venezolano también se dice "culo", pero con otra entonación.
¿Puedo pedir un conejo, un pato, una gallina...? ¡No!, los conejos puedes venir a verlos y darles de comer, pero no caben en el "CD" y en cuanto a patos y gallinas, no son plegables. • ¡¡¡¡¡¿Alguna otra pregunta?!!!!!
¡Y esto es todo amigos...!
O casi todo...
Besos y abrazos.

P.S.:
¿...Y si no me gusta la tarta de galletas con mermelada de fresa...?
¡¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhh!!!!

Contraportada del TELENTI-2


miércoles, 24 de enero de 2001

NINDIRÍ-39.-

X400

Asunto:

NINDIRÍ-39

Fecha:

Wed, 24 Jan 2001 23:21:52 +0100

De:

RFT

PARA:

nindiri@lettera.net

Hoy he bajado tarde, ya anochecido, a cumplir con los deberes de mi soledad, que son los propios de mi sexo.

Hace años tuve la fortuna de asistir a un juicio de faltas en el antiguo Juzgado de Distrito de la calle Prim. Yo había ido a celebrar el mío, que trataba de un señor que no había querido pagar unas codornices en un restaurante del que yo era asiduo cliente, alegando que estaban pasadas, y montó tal escándalo que, como estaba comiendo allí medio Ministerio del Interior, cuatro generales de división y algún que otro conspirador, no hubo otro remedio que detenerlo (hay gente muy imprudente en este mundo, tanto mujeres como hombres, ya que estamos con el delirio del género y del sexo). A mí no me preocupaba tanto lo de las codornices, como el que hubieran llamado hijo de puta al dueño del restaurante que, a lo mejor sí lo era, pero que mi amistad con él me obligaba a defenderle en su honor mancillado y esas cosas, pese a que él se empeñaba en defender que las codornices no estaban pasadas y pretendía demostrar, ocho meses más tarde, el estado de tales codornices, que el cliente, una vez arrestado, debió vomitar tras la somanta de palos que le propinaron unos sesenta y dos guardaespaldas y chóferes, los cuales, también al abrigo de sus respectivos jefes, merodeaban una fuente de jamón serrano y algunas tortillas de angulas.

Decía yo, pues, hace ya algunos renglones, que había ido a la calle Prim a celebrar un Juicio. El Juez era completamente sordo y, lo que es peor, nadie le hacía caso, pese a que abusaba de una campanilla que tenía sobre el estrado y que blandía como si fuera un megáfono. En la espera, entre juicio y juicio, los abogados nos arremolinábamos al fondo de la sala consultando los expedientes y recibíamos, sin mucha aprensión, los campanillazos de Su Señoría llamándonos al orden, no ya porque oyera nuestro pequeño escándalo, sino porque teníamos las piernas cruzadas o masticábamos chicle, incidente éste que provocó una situación compleja, pues en uno de estos felices campanillazos, una joven abogada a mi lado descruzó, obviamente, las piernas, ante el insistente requerimiento judicial, obligando a nuestro Juez a rogarle, sonrojado, que permaneciera con las piernas cruzadas.

El caso es que yo estaba absorto preparando mi inmediata Vista sobre la prostitución de las codornices y no recuerdo bien los términos de uno de esos juicios que se estaba celebrando, en el que, según indicaban todos mis compañeros, la abogada de la defensa estaba teniendo una actuación nefasta, de esas que mantenía Vittorio de Sica en una película de hace muchos años, cuyo título se me escapa, y en la que cuando el Fiscal pedía una condena de seis años para un desgraciado, de Sica se irritaba y conseguía, indignado, que le condenaran a doce, dando lugar a una flagrante violación de la "reformatio in peius" y a otras liberalidades que el cine se permite con estas cosas de los abogados y que consiguen que todo el mundo, incluso vosotros, se haga una opinión de los abogados tan heroica, que es mentira. Sin embargo, finalizado el juicio de la susodicha abogada el Juez pronunció el temible "visto para Sentencia" y cuando la abogada se acercó a darle la mano, costumbre que ya empieza a perderse, el Juez le dijo, ante su temible y horrorosa defensa:

―Muy bien, señorita, ya puede irse usted a su casa a ocuparse de las labores propias de su sexo ―en clara alusión a que su futuro en la abogacía era penoso.

Tal comentario, probablemente, le hubiera costado hoy a Su Señoría un expediente disciplinario, pero de eso hablaremos otro día, porque yo estaba refiriéndome a las labores propias de mi sexo al principio de este mensaje…

Y estando ahí, "laboreando", me he encontrado a Lúa dentro del gallinero. Pero lo que me ha desconcertado más es que no he conseguido saber por dónde ha entrado, porque salir, lo que es salir, no podía hacerlo.

Llevo ya varios días desconcertado. Se marchó Paco y se me han complicado el saber y las obligaciones. También ando cojo. El sábado se escaparon un par de conejos del "Paraíso". Entre persecuciones, vallas y al saltar desde la finca de al lado ―"Estelí"― en aplicación de los artículos 612 y 613 del Código Civil, caí mal en un lugar en el que en vez de haber tierra a mis pies había un tocón de madera de un antiguo árbol. Al principio no pasó nada, cosas de trabajar en caliente, pero por la noche tenía el tobillo como un salami; y todo por un conejo que, incluso hoy, tras haberlo atrapado el sábado, no sé dónde está pues la pareja del gallinero, en cumplimiento de las normas naturales, despreció la casita de madera que dispusimos y cavó bajo tal refugio una madriguera en la tierra en la que, seguramente de frío, murieron nueve crías el viernes por la noche.
Por eso y por la rabia, trasladé la pareja al cercado nuevo, al "Paraíso" y el macho anda todo el día persiguiendo al conejo negro que yo, a costa de mi tobillo, capturé el sábado.

Sebastián, que lleva un registro de todas estas cosas, no acierta a comprender que un macho persiga a otro más pequeño, sobre todo porque le consta que perseguidor y perseguido son padre e hijo, y cuando trato de decirle que no lo saben, me habla del Paraíso Terrenal, del árbol del bien y del mal y de la manzana, la dichosa manzana, en claro síntoma de que ya han empezado a socavarle en la catequesis. Esta mañana me ha empezado a preguntar algo sobre "...si Adán y Eva no hubieran comido..."; y yo, que conduciendo soy también como una planta carnívora, le he respondido abruptamente que todo eso eran sandeces, arriesgando seguramente una de esas sesiones religiosas en la que los niños dicen: "...pues mi padre dice que..."

Mi comentario o exabrupto ha debido ser eficaz pues, a continuación, Sebastián me ha dicho que su abuelo tenía un calendario de Atapuerca y me ha preguntado qué era eso de Atapuerca, lo cual he aprovechado para echar más tierra sobre Adán y Eva a costa de Leakey, Lucy y la convivencia de los cromagnones con algunos homínidos superiores, según llegaba, lloviendo a mares, al dichoso cruce de la carretera de Algete.

Tengo sensación de abandono, de un mayor abandono que se promete complejo cuando apunte la primavera, y estoy cansado de estar aquí solo. Hace unos días, al volver de La Cabrera de pagar mis impuestos (que es lo que según algún imbécil justifica el que mis derechos sean distintos de los de los emigrantes o de los "sin papeles"), encontré a Arturo el pato, que ahora se llama Emilia (?) según Sebastián, medio comido por las dos perras. Estaba vivo-viva y me conseguí un par de cadenas para sujetar a los "depredadores/as" que me han salido en esta casa. Pero todo funciona mal y triste, como el tobillo, aunque Nicolás ya ha vuelto, ha instalado su batería en el garaje y aquí hay "conciertos" los fines de semana.

Tengo también que hacer una lista de compatibilidades entre flores y hortalizas, aunque me arrastro desde comienzos de año con un grave problema personal que no logro camuflar ni sentado. Abro la conejera grande y me siento allí a repartir zanahorias, como Blancanieves. Luego, de madrugada, empiezo a situar estrellas que viajan hacia poniente, descuido más mi aspecto y procuro que no me golpee nada o nadie más.

En cuanto a las perras, pasean por mi noche descontrolada, mientras se desmorona la existencia o la hacienda de aquí al próximo año y medio. No encuentro catálogos de semillas, aunque no he pateado la calle Hortaleza y busco donde sembrar trigo sarraceno.


miércoles, 10 de enero de 2001

NINDIRÍ-38.-


X400

Asunto:

NINDIRÍ-38

Fecha:

Wed, 10 Jan 2001 00:41:50 +0100

De:

RFT

PARA:

nindiri@lettera


¿Por qué yo no tengo nunca la llave de vuestra casa?

Y como dijo quien lo dijo: ¡El que quiera entender que entienda!

Así escribí yo con odio la otra noche, porque descubro, al pataleo, que no soy muy de fiar en algunas cosas, por ejemplo en la estabilidad; pero nunca me dan las llaves.

Al no ser estable, sino gaseoso (¿no hay una canción de Mecano que habla de esto?), exploto con facilidad, de forma imprevisible y me hago volátil, que es algo que se aplica a la nitroglicerina, que no es un gas.

También hay quien piensa que los submarinos flotan por sí mismos y que si se deja un submarino al pairo, por ejemplo en la bahía de Algeciras, que no es la de Gibraltar, pues flotará y seguirá a la deriva aunque se le rompa una burda, cuando lo cierto es que los barcos están pensados para flotar, ya que hay algo que siempre les impulsa, aunque sea algo sujeto en un tangón. Pero cuando no hay impulso, aunque sea nuclear, las cosas tienden a lo que los franceses llaman "chavirage", que de "Fasnet" entendemos algo todos, y que los vientos de fuerza "7" no permiten a los submarinos flotar; ni tampoco al pobre Tabarly, que desapareció por la borda o se tiró y pasó a engrosar la lista de los que no están pero no se sabe dónde están; lista gruesa.

Y pese al impulso, si cuando uno hace agua fuertemente al venir el viento por la aleta, que los cursis llaman de "través", no se cubren las escotillas con lona alquitranada y sujeta con mojinos ("escozíos" o no), incluso los submarinos, que como todo el mundo ha visto no tienen palos ni tangones (ni siquiera aparejo de cangreja que ya no se estila), pues o se dan la vuelta o se hunden, como algunas naos que llevan lastre de piedras.

Tengo mi mano derecha rajada, a rayas, por donde os pegaban de pequeños. Ayer, al trasladar los conejos a la nueva zona abierta ―que nos va a costar un disgusto con alguna autoridad sanitaria inconcebible―, Paco me dijo que a uno pequeño y bien blanco se le había roto una pata. Paco coge a los conejos por las patas traseras y los llevó al "Paraíso" como al matadero. Y Paco estaba triste, porque romperle una pata a alguien es depresivo. Bajé dejando mis preocupaciones y esas cosas importantes que hacen los que sobreviven, y van por tierra, no por mar, examiné al conejo y, efectivamente, tenía una fractura limpia que le inutilizaba una pata trasera, pero el pobre seguía allí, resignado, porque los conejos no gritan, ya que no son gases volátiles y sí son de fiar. Así seguí el resto de una tarde triste y torcida en que me traje a las perras al abrigo de esta chimenea a la que no queréis venir nunca (¡mira que os lo digo veces!) y entré en la noche con los problemas propios del que quiere grabar música y no conoce el orden de las canciones. Luego, hacia las cuatro de la mañana, me volvió la dolencia del pequeño conejo y ayudado en el corazón por uno de estos médicos que están todo el día pendientes de que seamos buenos y felices, intentamos entablillarle con un trozo de pinza de la ropa, usando de venda uno de los paños que Juani utiliza para los cristales y que obtiene de desechar mis calzoncillos. En la operación ―compleja por cierto, no tanto por la hora como por la fractura, que era difícilmente reducible, rechazando siempre los principios eutanásicos que os dan a todos, que queréis ir matando conejos porque sus patas se han roto―, el animalillo me arañó repetidas veces la mano, dejándola como si me hubiera peleado con Jesús Gil, aunque tecleo.

Esta noche ―que no es la anterior de las actividades clínicas y no tan clínicas―, he acompañado a Sebastián mientras cenaba puré de zanahoria, sentado en esa silla que le ponen en la cocina y con la que nunca consigue llegar a la mesa. Aparte de preguntarme si el nombre de "Héctor" es realmente un nombre o "si viene de algo" (sic.???), me ha dicho que ha empezado la catequesis y que cuando venga Raúl les enseñará varias cosas. "Raúl", que se llama "DON RAÚL", pequeño, huidizo y fumador persistente de "Ducados" y grandes puros, es uno de estos curas que el Opus llama "asociados", a los que deja que controlen Parroquias. Y Sebastián, que es un niño dulce y sensible ―como yo debí de serlo―, descubrirá prontamente los misterios de esto que se llama religión y nosotros llamamos "influencia cultural negativa en el desarrollo de los niños". Además de recitarme completamente, a cucharadas de puré, "la Salve", sin errores, ni siquiera en el "suspiramos gimiendo y llorando los desterrados hijos de Eva" (¿cómo se gime y llora al mismo tiempo que uno es desterrado a la Isla de Fuerteventura como Don Miguel de Unamuno?), Sebastián muestra tendencias que me son conocidas y que, en manos expertas, pueden acabar reventando la sensibilidad de un ser que ya no es niño.

Vosotros, que os podéis ver en las fotos que tenéis de cuando erais pequeños, que os identificáis en ellas, como os veis en vuestros propios hijos, ya me podéis rezar algo distinto de una Salve para que no me rompan a Sebastián con estas cosas. Y como ninguno sabéis traducir o entender el "Tantum Ergo", pues llegados al segundo verso os inventáis el latín apoyándoos en el murmullo de lo que los demás creen que cantan, pues os abrazáis a alguien, aunque sea a un árbol, y me protegéis a Sebastián de esto del mal de ojo que nos viene a recubrir, para que siga adelante.

Luego, pensando en Dt, ya veremos cómo nos cubrimos de los deseos sinceros, tiernos y cariñosos que tiene Sebastián para mi felicidad.

En cualquier caso, evitad la costa a Sotavento.