domingo, 13 de enero de 2002

NINDIRÍ-61.-



LA DEHESA
(Original SML)


Asunto:
NINDIRÍ-61
Fecha:
Sun, 13 Jan 2002 02:08:52 +0100
De:
RFT
Para:

Y así, como todos los años, antes de verter buen mantillo y nuestro compost, antes de nivelar el terreno de la huerta y de herirlo removiendo su pasado, antes de elegir las nuevas hileras, las legumbres compatibles, la rotación y el modo de roturar lo que hemos decidido invadir, acondicionamos un poco el pequeño bancal profundo próximo al invernadero que Paco acabó de tender hoy. Plantamos los ajos y algunos brotes aún muy tímidos de cebollas, que no podíamos mantener en el interior por su tamaño y que quedan a expensas de las heladas de estos días. Esponjamos la tierra, la abonamos en los huecos profundos hechos con la pequeña laya y la cubrimos a la altura suficiente que nos permitía el suelo, como si hubiéramos de sembrar zanahorias. Arranqué previamente los troncos ya secos de las plantas de berenjena y luego pudimos señalar el marco que rodeamos con timidez de una pequeña protección de alambre trenzado. En todo ese tiempo nos acompañó una gentil gallina pendiente de los gusanos desenterrados y un cierto calor interpuesto entre el rocío aún persistente.

Aún más temprano, a la espera de que la tierra cariñosa se aireara, nos acercamos ―siempre Paco y yo― a Bustarviejo, en busca de plásticos, ensaimadas, pan de semillas y un café cargado con nuestras propias vidas.

El diario "El País" cuenta, en pasada edición del viernes 11, que un alto cargo de la CNMV quedaba bajo sospecha por dirigirse epistolarmente a un imputado famoso usando el término «estimado», a la vez que señalaba que tal sospecha pudiera confirmarse porque además se despedía frecuentemente del mismo con «abrazos». Dada tal tendencia a especular, yo debo andar rozando algún tipo de conducta culposa (si no dolosa), porque tengo la costumbre de enviar mis cartas con el término «querido/a» y asimismo me despido entre «abrazos». El término «estimado» se me hace difícil. La introducción mediante la palabra «señor», me sugiere distancia. Otras formas o locuciones me confunden; por eso busco en el «querido» transmitir eso: querer. Ahora bien, si esta tozuda tendencia mía pudiera ponerme en el «brete» (del malabar «betle»: "...pasta hecha con ciertas hojas que tienen sabor de clavo, y otros ingredientes, que los naturales de la India mastican y tragan después de haber arrojado el primer jugo extraído..." Doña María Moliner) de ser considerado sospechoso de alguna familiaridad, tendría que modificar toda mi vida ante la imposibilidad de ser coherente con los pocos principios que me asisten, reconociendo así la preeminencia del no siempre buen razonar de Ángela Vallvey.

En ese transcurrir fluvial de "El hilo azul" de Gustavo Martín Garzo, siempre bajo la mirada limpia de los niños, sin temor o sospecha, descubro que Juan Goytisolo ha publicado, bajo la protección de la Junta de Andalucía, un fornido ensayo prologado por José Ángel Valente sobre el pueblo de La Chanca, en la Almería que algunos conocemos. Se trata del pueblo, no de los aledaños. De igual modo, la tierra que hoy cavamos, horadamos, salpicamos de semillas, se trata realmente de nosotros, de todos nosotros, pues el amor carece de aledaños, como la mirada carece de esquinas.