Asunto: | PRÓLOGO 3.- |
Fecha: | Tue, 18 Jan 2000 21:12:11 +0100 |
De: | RFT |
PARA:: |
(...) Olvidé deciros, que en estos días, cuando me despierto de madrugada ―viene a ser como a la hora de la guardia de media, pero algo más complejo, porque no se oye limpiar con arenisca y el viento es distinto―, veo la luna ponerse hacia Bustarviejo, sobre el Puerto de Canencia, antes de la loma de los Lobos y de las Bailanderas. Según mi reloj, la luna se pone entre las 4:45 y las 5:00 de la mañana. Yo me despierto porque noto la luz que entra en el cuarto y porque se refleja en esos armarios horribles de puertas de espejo que ordenó poner Rafael por toda la casa. Me acerco a la silla, abro la ventana y miro tranquilo. El proceso dura unos seis o siete minutos. Cuando la luna se pone, rielan las hojas plateadas del seto, pero no amanece, no aparece aún el alba.
No os lo cuento para que lo veáis, sino para que lo podáis tener en el corazón y guardéis conciencia o noticia de ello. A fin de cuentas, siempre andáis con la luna a cuestas: ¿O no es así?