domingo, 6 de agosto de 2000

NINDIRÍ-6.-



SHU


Asunto:

NINDIRÍ-6
Fecha:
Sun, 06 Aug 2000 01:43:56 +0200
De:
RFT
PARA::
"nindirí"@lettera.net

En la madrugada del 16 al 17 de julio hubo una gran tormenta. Dormí en Madrid y me despertaron los truenos. Amanecí pronto y subí a "Nindirí" a las 7:30. Aquí encontré a Paco: ¡¡¡menuda sorpresa!!!

Todo estaba húmedo, frío, lleno de nubarrones, con la tierra agraciada y serena. Tomamos café y hablamos del tiempo, de las cosechas, de mujeres tristes, de Benidorm… A las nueve llegó Juani y hablamos de hijos, de maridos y de permanecer en las personas que queremos para compartir la vida, aunque sea a cachos.
Entre las 8:30 y las 9:15 de la mañana del 17, Iberdrola me obsequió con ocho cortes de luz repentinos y sin aviso. Días antes, la misma Iberdrola reventó mi UPS (Unidad de Protección del Sistema) que llevaba conmigo, sin un fallo, desde 1991. A causa de tal barbaridad eléctrica, mi ordenador, que siempre se ha llamado “Susana” (por si no lo sabíais) y debe tener grabado su nombre en algún lugar de la BIOS, dejó de identificar el puerto paralelo y el COM2. Este ordenador no identificaba sus impresoras y no reconocía el “módem”. Lo hacía o, mejor dicho, ¡¡¡NO LO HACÍA!!!, con esa prepotencia propia del mundo norteamericano, emanada de los súbditos de Bill Gates, diciéndome reiteradas veces:
“EL ORDENADOR NO ENCUENTRA NINGÚN MÓDEM. VERIFIQUE SI EL SUYO ESTA ENCHUFADO, APÁGUELO Y VUELVA A INTENTAR LA CONEXIÓN.”
Quizá recordéis cómo hace años los ordenadores, algunas veces, decían cosas tales como: “error 341”; y todos nos quedábamos absortos como si hubiera en algún sitio una lista numerada de errores. Eran otros tiempos en los que, de broma en broma, cargábamos un “prompt” en un ordenador ajeno y el “DOS” arrancaba con un fantástico ruido de agua, mientras el “286” mostraba el siguiente mensaje en pantalla: ¡¡¡Un minuto, por favor, estoy CENTRIFUGANDO!!!; con el correspondiente pánico del usuario al temer un calambrazo si tocaba el teclado
Mi pobre Creatix SG2834, que llevaba encendido desde 1996 (no tiene interruptor alguno de apagado), acompañándome en silencio, estaba ahí, encendido y el sistema operativo del señor Gates no conseguía encontrarlo.
Entre el 17 y el 24 de julio mi ordenador siguió funcionando. No podía imprimir ni conectarse a Internet, no podía deciros cosas, pero “Susana” funcionaba. Ya sabéis que lo bonito, lo dulce y lo tierno, siempre es pequeño y femenino. Pues mi ordenador es femenino y, como decía Gilbert Cesbron, "Vanidad es femenino y orgullo masculino, pero esto no es más que una simple coincidencia..." y también, “En francés, amor es masculino en singular y en plural ― les amours ― es femenino. ¡Qué hermosa injusticia!” [1]
En la mañana del 24 de julio, sin mi consentimiento, un imprudente del servicio técnico de "DELL COMPUTERS" (¡Ojo a los que tengáis un "DELL"!; ¡¡¡EL SERVICIO TÉCNICO NO FUNCIONA Y ES UN DESASTRE!!!), abrió mi unidad e intentó cambiar la placa base. Luego, al no conseguirlo, porque trajo una placa errónea, entró en mi ordenador y lo reventó entero. Desde el 24 de julio mi ordenador ya no consiguió arrancar y cargar esa especie de “virus" que se llama WINDOWS 95.
El 29 de julio, por la mañana, vino “J” y, tras seis horas de mucho cariño, arrancó el ordenador, identificó el puerto paralelo, logró que “Susana” imprimiera, demostró que nada erróneo había en la placa base y que, seguramente, mi módem se había estropeado por una buena descarga de Iberdrola.
Mi placa base ya no está aquí, se la llevó el imprudente del servicio técnico que destrozó el ordenador, así que, en algún estante mugriento de un servicio técnico anda un trozo de “Susana” bien grande que funcionaba perfectamente. En cuanto a “J”..., no sé si casarme con él o si ponerle una fuente en el jardín.

Había encargado el 19 de julio otro "DELL" más potente y, afortunadamente, logré suspender el pago de la transferencia bancaria. Luego encargué un nuevo ordenador a otra gente y aún espero que me lo traigan.
Ayer, al volver de Burgos y tras dejar a Nicolás, pensé ir a por un módem, en lugar de seguir esperando por el nuevo ordenador y hoy compré uno, lo instalé rezando a San “J” y conecté después de veinte días de soledad y desierto. El servidor me dijo que tenía 27 mensajes. No importa, hay quien, por alguna historia, de repente recibe doscientos entre miedos y esperanzas.
En este tiempo no había gallinas, ni perra, ni el peral, ni los conejos que Paco trajo hace unos días. Trabajé en desolación, como pude, y nada os dije. Averigüé con humildad lo que era el "cuchu" y me dispongo a viajar a Llanes en donde me esperan con mucho cariño y con unos brazos muy abiertos.
Han pasado muchas cosas (algunas terribles) desde el 17 de julio. La luna en la que me duermo se ha puesto en cuarto creciente y he distanciado botellas de Bell's, de Cutty Sark, de Chivas o de Grant's. Hay unas calabazas enormes en la huerta que se van anaranjando, pero no sé qué hacer con ellas. Mientras tanto, con tanta tecnología, me asiento en estos primeros días de agosto y espero...
Espero que me quiera alguien y doy sentido a esta vida.
A mi vida.


[1] GILBERT CESBRON, “Soltad a Barrabás”, Ediciones Destino, Barcelona, 1961.